La portada de la Coronería se situa en la parte norte del transepto. En algunos documentos aparece como de la “corronería”, “cornería”, o “conornería” que parece ser que proviene del apellido de “Gutierre el Correonero”, que hacia 1257 poseía unas propiedades próximas a esta puerta. También se la denomina de los Apóstoles por las figuras que aparecen representadas junto a la embocadura de la puerta.
En general sigue el esquema de la puerta del Sarmental, de la cual hablaremos más adelante, pero introduce como novedad la prolongación de las jambas por los muros laterales, donde se sitúan las esculturas del apostolado.
La decoración de la parte inferior debió de realizarse hacia 1250, corriendo a cargo probablemente del mismo equipo de artistas que trabajó en la puerta del Juicio Final de la catedral de León.
El vano de la entrada fue modificado a fines del siglo XVI o comienzos del XVII, colocándose en ese momento una entrada de estilo manierista.
En el desaparecido parteluz estaría la escultura de Dios Padre, repitiéndose el modelo de la catedral de Chartres. A su vez este mismo esquema lo repite León, pero sustituyendo la representación de Dios Padre por la de la Virgen María.
Ya ubicándonos en el tímpano la imagen se articula en torno a un Cristo en majestad que no alcanza la belleza del representado en el Sarmental. A su lado aparecen la Virgen con rasgos muy delicados y San Juan Evangelista, en actitud de intercesión, mientras que varios ángeles, colocados a los lados y en la parte superior, portan los diferentes símbolos pasionarios.
Se repite el esquema de la portada de Chartres, pero aparecen diferencias en cuanto a la colocación de los personajes y en cuanto a las calidades técnicas de ejecución.
En el dintel se muestra, reproduciendo de nuevo el esquema de Chartres, el momento en que San Miguel pesa las almas de los bienaventurados, reyes, obispos, personajes nobles, y a través de un pequeño templete, que representa la puerta del paraíso, acceden a él. Aparecen una reina, un rey, un obispo y dos monjes.
En la otra parte aparecen unos demonios que arrastran violentamente a los condenados.
En las arquivoltas se ven escenas de la Resurrección de los muertos junto a serafines y ángeles.
El espacio central de la fachada lo ocupa un gran ventanal tripartito que ilumina el interior del crucero. En el ultimo cuerpo podemos ver un vano triple decorado con tracerías, donde se encuentran figuras de Reyes que, al igual que los que existen en la fachada principal y en las torres, datan de finales del siglo XIII.
Los especialistas se decantan por interpretarlo como un programa laico de exaltación de la monarquía, modelo que imitaría al de la catedral de Reims.
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